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Foto: Frankfurt, Alemania (pixabay.com) |
A finales del siglo XX se gestaron cambios económicos, sociales,
tecnológicos y políticos sin precedentes. Los cuales han desembocado en que las
economías de todo el mundo se hicieran interdependientes, introduciendo una
nueva forma de relación entre economía, Estado y sociedad. El derrumbamiento
del estatismo soviético y la subsiguiente desaparición del movimiento comunista
internacional han minado por ahora el reto histórico al capitalismo, así es el
caso de la República Federal Alemana, el país soberano centroeuropeo y miembro de
la Unión Europea.
Alemania es miembro de la Organización de las
Naciones Unidas, la OTAN, el G8, las naciones G4, y firmó el Protocolo de
Kioto. Es la cuarta mayor economía mundial en cuanto al PIB nominal, la primera
de Europa, y el mayor exportador de mercancías del mundo en 2007. Asigna el
tercer mayor presupuesto anual de la ayuda al desarrollo en el mundo. El país
ha desarrollado un alto nivel de vida y establecido un sistema completo de
seguridad social. Tiene una posición clave en los asuntos europeos y mantiene
una estrecha relación con varias asociaciones a nivel mundial. Es reconocida como líder en los sectores científico y tecnológico.
En Alemania se encuentran grandes compañías
multinacionales como son: Volkswagen, Mercedes Benz, Audi, BMW, Siemens, Rational AG, Adidas, SAP, Hugo Boss,
Amadeus Fire, Siemens, Henkel,
etc. Las cuales comparten una cultura y filosofía empresarial, basada en una
ética de la rentabilidad, ya que buscan una ganancia y permanencia absoluta.
Desde las perspectiva de Crespo (2003), la actual euforia de la ética de los
negocios responde al modelo empresarial capitalista que tiene dos propósitos; legitimar socialmente el sistema
organizacional e incrementar sustancialmente su rentabilidad.
Carl Hahn fue Chairman de la empresa matriz del Grupo
Volkswagen durante once años, mencionó que la desigualdad que se gesta en
algunos países no puede desaparecer cambiando el sistema capitalista si no que
hay que mejorar donde haya necesidades por parte de los ciudadanos. Por el
contrario, mencionaba, si se detrae el capital a los capitalistas, la
consecuencia es que se eliminan puestos de trabajo, cae la capacidad de
investigación y desarrollo, etc. Esto es algo que ya se ha demostrado a lo
largo de la Historia, por ejemplo el de la Alemania del Este donde todo el
mundo acabó pobre, la infraestructura consumida y la población con unas
expectativas de vida declinantes, por no hablar del medio ambiente. En
definitiva, la retracción del capital tiene consecuencias funestas (Fernández,
2012).
Como puede analizarse en el párrafo anterior
la Filosofía y cultura empresarial Alemana tiene como base el sistema
capitalista, un ejemplo de esto, es la muy conocida filosofía
medioambiental dentro de sus empresas. Los alemanes en su mayoría consideran
que las causas antropogénicas son un factor importante en el calentamiento global y son casi unánimes en pensar que la
acción es necesaria, pero están más divididos que las personas de otros países
sobre la urgencia de dicha acción. Así también,los alemanes están comprometidos
con el Protocolo de Kioto y varios otros tratados de promoción de la diversidad
biológica, bajo las normas de emisión, el reciclaje, el uso de energías
renovables y apoyo al desarrollo sostenible a nivel mundial. Sin embargo,
el país tiene una de las emisiones de dióxido de carbono per cápita más altas
de la Unión Europea. Las emisiones de combustión de carbón y las industrias de
servicios públicos contribuyen a la contaminación atmosférica.
Por otra parte, para poder llevar a cabo la
cultura y filosofía empresarial alemana se centran en estándares altos de calidad, niveles
de productividad, modelos de relaciones laborales y un trato específico a los trabajadores
los cuales no son considerados
únicamente para la fuerza laboral de la producción, sino que también se enfocan
en su capacidad intelectual ofreciendo un amplio abanico de oportunidades por
medio de su sistema de educación dual.
Para concluir con
esta primera parte de la filosofía empresarial, es importante mencionar a Max Weber filósofo, economista, jurista, historiador, politólogo y sociólogo alemán, que en su libro la ética protestante, da un
panorama general de cómo el trabajo busca las maneras más adecuadas para obtener la máxima
cantidad de riqueza. Los protestantes que son la mayoría de la población
alemana «han mostrado singular tendencia hacia el racionalismo económico,
tendencia que ni se daba ni se da entre los católicos, en cualquier situación
en que se encuentren y ven el dinero como un medio para alcanzar la salvación
eterna» (Weber, 1999).
En lo que concierne a liderazgo, como se mencionaba en los primeros
párrafos Alemania es el país líder de la Unión Europea, sin embargo hasta la
fecha, ha desarrollado un Liderazgo Hegemónico. Muchos de los países en crisis de la
eurozona señalan como la fuente de sus males a un programa estricto de
austeridad económica incluidas reducciones en los salarios y pensiones, aumentos
fiscales y un desempleo creciente que les ha sido impuesto por Alemania
(Issing, 2014).
Extrapolando lo que pasa a nivel político al
empresarial los directivos alemanes se esfuerzan por crear un sistema
perfecto, hay una cadena de mando clara en cada departamento y la información y
las instrucciones se transmiten desde la parte superior, así también consideran
que el tiempo es dinero y que la efectividad es la llave de su éxito (Lewis,
2000).
Por otra parte, su sistema motivacional en las
grandes empresas se respalda en las prestaciones de ley y sistemas de cogestión
(sindicato y empresa), pero esta no es la única cara de Alemania. Las cifras récord de empleo y las
saneadísimas cuentas públicas que exhibe la primera economía europea tienen su
reverso en una desigualdad en niveles máximos, un porcentaje creciente de la
población que queda por debajo del umbral de pobreza, y el número cada vez
mayor de trabajadores, dos millones el año pasado, un 13% más que en 2011, que
para llegar a fin de mes necesitan dos o incluso más empleos. Nunca la
diferencia entre ricos y pobres había sido tan grande en este país.
En los últimos 15 años no solo han caído los
ingresos disponibles de las familias. El reparto de la riqueza también se ha
hecho más desigual, por lo cual es muy común que se encuentra más gente en la categoría
de ‘trabajadores pobres’. Y hay que tener en cuenta que las estadísticas de
empleo incluyen a 7,5 millones de personas con un minijob que no ofrecen ninguna prestación
ni sistema de motivacional a los empleados.
Para concluir con este análisis de la filosofía y
liderazgo que se desarrolla en Alemania podemos resaltar que sus empresas
tienen una ética basada en el sistema capitalista y su liderazgo se
desarrolla hegemónicamente, es decir para tener el poder sobre todos.
Referencias
Crespo, M. F.
(2003). Lo ético de la ética empresarial. Revista Venezolana de
Gerencia, 8(22).
El País.
(2015) La cara oculta del éxito económico. El país. Recuperado el 06 de
septiembre de 2015 de: http://economia.elpais.com/economia/2015/05/08/actualidad/1431098946_274082.html
Fernández, F. (2012). Alta Dirección. Carl Hahn: Lección de Internacionalización. Excellence
Executive. Recuperado el 15
de agosto de 2015 de: http://www.eexcellence.es/index.php/entrevistas/alta-direccion-entrevista/1261-personajes-con-talento-carl-hahn-leccion-de-internacionalizacion
Issing, O. (2014). La
cuestión sobre el liderazgo alemán. La
Nación. Recuperado el 30 de
agosto de 2015 de:
http://www.nacion.com/opinion/foros/cuestion-liderazgo-aleman_0_1410258980.html
Lewis, R.
(2000). Cuando chocan las culturas. Ed: Nicholas
Brealey
Weber, M.
(1999). La ética protestante y el espíritu del capitalismo (Vol.
2). Fondo de cultura económica.
Wikipedia. Alemania. Wikipedia.
Recuperado el 14 de agosto de 2015. https://es.wikipedia.org/wiki/Alemania
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